domingo, 28 de marzo de 2010

CAPÍTULO 2: ¡LOS ETHSOLDS ATACAN!


- ¡A ella, rápido!


Berónica huye de sus perseguidores. Se agita tanto que no le quedan fuerzas para pedir auxilio. Llega hasta el parque que se encuentra a mitad de camino. Allí, en medio de los arbustos, siente como alguien la sujeta para que no la vean sus acechadores. Berónica está muy agradecida con su salvador; su nerviosismo le permite a ese guiarla con facilidad. Al llegar al parque, las criaturas la buscan por todo lado. Hastiados de no conseguir lo deseado, cogen unas armas muy extrañas y lanzan amenazas: "¡Berónica, si usted no sale a la cuenta de tres, causaremos una explosiçon que matará todos los que viven alrededor!" "Unos, dos, y.....". Antes de propiciar la destrucción masiva, el muchacho sale y los confronta.


- ¿Haz visto a una mujer con buzo negro?

- Eh....si

- Por favor, dinos dónde está

- Eh....no

- Es muy importante para nosotros

- Oigan abusivos, ¿por qué no mejor se van y la dejan?


Berónica se asoma para ver lo que sucede. Se da cuenta que quien la ayudó fue el jovencito quien conoció en el gimnasio. Con horror, ve cómo los ethsolds lo rodean y le apuntan con sus armas. "A ver, traten de darme". Los tres lo atacan. Bero se asusta y lamenta el trágico destino del adolescente. De las bazucas, se emiten unos rayos sombríos, de la manera más silenciosa posible, razón por la que nadie se percata del conflicto. Mas el impacto levanta una cortina de humo. De esta forma, los ethsolds aseguran su victoria. Antes que el panorama regrese a su estado común, una espada aparece por detrás de uno de los guerreros, atravesándolo, provocándo su desaparición. Los otros no se explican. "¡Aquí chicos, miren!". Ven entonces al joven portando una espada. Los enemigos siguen atacando, pero el delgado muchacho se mueve muy rápido. Poco a poco se acerca a uno de ellos y le da un fuerte golpe para que retroceda.


- Ahora voy por ti, amigo


Comienza la lucha entre ambos. Berónica observa qeu el muchacho maneja bien la situación y siente un poco de alivio. El soldado se sorprende, mas no acepta perder ante una especie tan vulgar. La guerrera que fue derribada se recupera del ataque y se pone de pie, para apuntar con su arma al adversario. Berónica, a pesar del miedo, sale de su escondite por ver tal injusticia y con un fuerte golpe hace que la ethsold suelte su arma. EL otro que peleaba se percata de su presencia. El chico entonces le avisa a la mujer que en su mochila hay un arma similar a la que está usando. Le pide que la coja y permanezca junto a él. Antes que la ethsold la atrape, Bero se defiende y se une al desonocido para protegerse mutuamente.


- Ahora sí es justo: dos contra dos

- ¡Pero que dices....yo no sé pelear!


El jóven vuelve a su batalla inconclusa; Bero por su parte, enfrenta a la otra. Ella no controla tan angustiante situación. Solo consigue defenderse de los ataques hasta que cae al suelo. La ethsold, entonces, aprovecha la oportunidad. Pero desde donde está, Berónica crea un aura de luz, tan potente que cega a su enemiga. Aprovecha el caos y coge la espada para derribarla de una vez por todas. El otro ethsold ve lo sucedido, se desepera, y se lanza contra Berónica. Antes que pase lo pero, el chico le da alcance, y lo vence para librarse de tanto problema. Los dos al fin respiran de tan tenebrosa situación.


Cuando se tranquiliza por completo, la mujer le pregunta por esos extraños seres. "No lo sé, pero creo que provienen de un desconocido mundo al que llaman Hallen" "Si, eso le escuche a uno de ellos" "¿Y por qué estabán persiguiéndote?" "¡No lo sé!". No habiendo más que decir, el chico opta por retirarse. Ésta, sin embargo, aún teme toparse con más criaturas extrañas. Por tanto, le pide que la acompañe hasta su casa, la que se encuentra a una corta distancia. El chico, sin mostrar su rostro que refleja señales triunfantes, opta por complacerla.


Pese a todo, ni el duo ni aquellos seres macabros se percataron de una presencia extra: "Muy bien, al fin la encontramos".


- Será mejor que tengas cuidado, esas criaturas podrian atacar de nuevo

- Sí. Apenas llegue a casa le avisaré a mi esposo. Juntos daremos parte a la policía


El protector recomienda no contar a nadie lo sucedido. Berónica no entiende su actitud. El le explica que la razón es la incredulidad de las personas. "Además, no creo que lo necesites....peleas muy bien" Ella le agradece y da crédito a su espada. Se la devuelve, mas el no la acepta y le dice que a partir de la fecha la use como defensa propia. Ella le agradece de nuevo. Trae a su mente la forma de pelear que él le demostró, y le entra curiosidad. "¿Donde aprendiste a usar la espada y moverte con tanta agilidad?". El muchacho guarda silencio por un instante. La mujer piensa que no la escuchó y se dispone preguntarle por segunda vez. "Practiqué esgrima por un año. Participe en muchos campeonatos, aunque nunca gané el premio deseado. Ahora me dedico a algo más relajante, como lo cardiovascular". A berónica le parece fascinante todo lo que él ha hecho y a una edad tan corta.


- ¿Haz practicado algún deporte en tu vida?

- Si claro. Natación, maratón, volley, ufff.....he hecho de todo. Pero ahora me dedico

exclusivamente a relajarme con esto del cardio.


Le hace notar que, antes de la batalla, ella venció a uno de ellos de manera formidable. Lo que ella usó, de manera inconsciente, fue la bioenergía que se encuentra en la naturaeza y que los seres vivos pueden usarla mediante una determinada técnica. Ella sintió como brotaba de su interior, pero lo hizo de forma deliberada. "Yo también se cómo...hasta transmitirla a mi arma". Ella podría aprender también. Como reomendación final, le dice que tome clases de karate o alguna otra disciplina que la conlleve al correcto uso de la bioenergía. Ella, aunque siempre ha evitado temas poco convencionales, acepta que su jóven angel guardián tiene razón.


Llegan a la casa de Bero, culminan su plática. Se despiden con la promesa de verse mañana, en la clase de las 7:00 pm.

domingo, 14 de marzo de 2010

CAPÍTULO 1: LA FRÍA MIRADA QUE ELLA CONTEMPLÓ



El despertador suena. Llegó el momento de mover el cuerpo una vez más. Berónica, aún con pesar, pero vuelve a la tierra de los concientes a paso lento. Vió que el reloj marcaba las 6:50 pm; alista todo lo necesario. Se lava, se peina, y por último sale, confiada en que su marido tendría su llave propia. Baja de prisa. Piensa tomar un taxi, mas resuelve que ir a pie es lo más indicado. Mientras camina, aún hipnotizada por la delicia de un sueño prolongado, repara en detalles que antes no se había percatado. Recordó su desbalanceado e inapropiado almuerzo diario: panes con chicharrón. Como resultado de tan terrible dieta, luce las concecuencias abdominales.


Llega la gimnasio. Entra al vestidor, se cambia y, como ganándole al tiempo, se va hacia una ventana y observa a las personas cual si fuesen grandes hormigas. Pese a su obligada soledad no desea buscar a los otros alumnos para entablar amistad. "Mejor que vengan ellos" era su filosofía. Pasan 15 minutos y se cansó de la espera, por lo tanto decidió pasear por el salón de máquinas. Ve poca gente, piensa entrenar con la bicicleta, pero se retracta acotando que sería un esfuerzo inútil, ya que en la clase de tae-bo ejercita lo suficiente como para matar a todo un ejercito de bacterias.

Ya no tiene más que hacer, por tanto, decide regresar. Sin embargo, como impidiendo su destino, sucedió algo que en tan solo una fracción de segundo le hizo pensar: "Ay, ¿por qué a mí?". Su rostro imitaba muy bien el rojo de la sangre y, por alguna oculta razón, no da un paso más. A cierta distancia se encontraba un jovencito de aspecto muy peculiar, con una vestimenta tan oscura como la suya y una mirada fría y penetrante. Una mezcla de sentimientos sublimes como siniestros inundan su mente, conducidos por aquél enjuto ser viviente. Vuelve a su realidad y concluye que sentir algo así era ridículo sobre todo considerando la fuente de tales sensaciones. Entonces, le demuestra una sonrisa, la cual es devuelta, para agrado y sorpresa de Berónica, ya que así queda descartada toda idea de antipatía existente.
Sin notarlo, el muchacho la observa de pies a cabeza, mientras ella espera a la eminencia más importante del momento. El objeto a estudiar es obstruído por la personalidad mencionada. Ya en el salón, todos se colocan en posiciones. El profesor enseña cada movimiento dos o tres veces y luego se lo dejaba a ella. Como siempre, se encontraba en contínuo estado de relax. Pero en eso, se da cuenta que el muchacho que vió en el salón de máquinas la observaba detenidamente. No le quita la mirada, resultando incómodo para la mujer. No le quita la mirada, resultando incómodo para la mujer, quien siente como si la desvistiera con la mente. Un objetivo de prueba desconocido. Terminada la clase, aquél realiza una desaparición fugaz.


Ella regresa al vestidor. Después de la clase de Tae-bo siguen muchas más. No obstante Bero decide irse y que otros ocupen su lugar. Ya cambiada, baja y entrega su llave. Toma su carné y antes de retirarse, se va a la juguería y pide uno de naranja. En eso, ve a Fausto subir del sótano., lugar donde el refresca su cuerpo entero. Le sugiere un yogurt. Ella lo piensa y llega a la determinación de que ese no solo le calmaría la sed, sino que le sería más nutritivo. De esta forma, pide uno con sabor a lúcuma. Lo Acaba y se despide de todos.


Camina muy tranquila a su casa, pensando en su esposo y su hijo. De pronto, ella queda estática al ver una escena que jamás imaginó presenciar. Cuatro seres muy extraños, todos uniformados, se aproximan a ella. Le dan ganas de correr en busca de ayuda, pero el miedo provoca en ella una inoportuna parálisis corporal. Está a punto de gritar, pero antes de que ocurriera, uno de esos seres se le acerca más y, con un tono calmo, le habla.


- ¿Usted es Berónica quispe?

- Sí. ¿Por qué?


Quien está al mando le explica que son los soldados al servicio de la nación de los ángeles ethereal perteneciente al mundo de los ángeles oscuros, los ethsolds. En seguida, uno de ellos coge un aparto portátil y lo enciende. Berónica presencia miles de particulas girar en su entorno. Comienza ver borroso en una dirección hasta que surge una pequeña luz que se va haciendo cada vez más grande. Los seres la sujetan fuerte para llevársela consigo. Pero tal es la desesperación que experimenta, que siente como en el interior de su masa corporal nace un tipo de energía el cual le genera demasiado frío. Y en el instante en que uno de los raptores le fuerza aún más, expone la vibración mencionada y de un solo golpe lo hiere. Esto provoca que el soldado desaparezca, partiéndose en millones de partículas que son esparcidas y tragadas por coberturas de luz en el espacio, como si fuese transportado a otro lugar.......



..... continuará